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El Tratado de Versalles redujo de manera considerable los territorios de Alemania y Austria, zonas pobladas tradicionalmente por el pueblo germano desde hacía siglos. Eran por tanto territorios históricos, ocupados por un pueblo con unas tradiciones, Historia, lengua y cultura comunes que había sido dividió a la fuerza por el Tratado de Versalles.

  • El afán colonizador: Inglaterra era una auténtica potencia en Europa, y lo era gracias a la colonización y la explotación de todos los recursos naturales de estos territorios. Hitler pretendía lograr algo parecido, en vez de controlar las rutas marítimas, controlaría el territorio terrestre europeo y con ello, sus recursos.

  •  Problemas étnicos, según la filosofía de Hitler sobre la pureza de la “raza aria”. Estos problemas étnicos no fueron de nueva creación, pues ya existían desde siglos atrás, pero se fueron agravando al llevarse a efecto las modificaciones fronterizas creadas por el Tratado de Versalles, cuando el pueblo germano se vio dividido por los nuevos repartos territoriales. Este hecho fue determinante para difundir en esos pueblos el sentimiento de superioridad de la raza germana frente a los grupos raciales, principalmente los judíos que controlaban la economía capitalista, y quienes, según la perspectiva de los nazis, habían dividido a los pueblos germanos e interrumpido su desarrollo económico.

  •  Mientras que en la Primera Guerra Mundial existía un solo sistema predominante, el liberalismo capitalista común a ambos bandos, tras aquellos días habían surgido dos modelos ideológico-económicos más, incompatibles entre sí. Se enfrentaron tres ideologías contrarias, el liberalismo capitalista, el sistema socialista (que era visto con auténtico espanto en Europa) y el nazi-fascista, que respondía a un sistema de corte totalitario.

Así, podemos comprobar que la mayoría de los problemas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial fueron producidos por aquellos conflictos que no se habían resuelto en la Primera Guerra Mundial o cuya resolución había dejado gran insatisfacción.

Además, debemos tener en cuenta que aquella Alemania derrotada tras el anterior gran conflicto fue caldo de cultivo para la generación de un sentimiento de odio hacia el resto de estados europeos.

Hay que recordar que las condiciones del Tratado de Versalles fueron duras y humillantes para Alemania, que tuvo que hacer frente a una reestructuración de su territorio histórico y pagar unas considerables sumas económicas que impedían la recuperación de sus propias infraestructuras.

Y en estas condiciones, aún tuvo que soportar la subsiguiente Crisis del 29‘ con resultados nefastos para Europa.

Así, el partido político nazi se encontró con un campo abonado excelente para implantar su ideología y provocar en sus ciudadanos un sentimiento de revancha que culminó en una actitud agresiva hacia el resto de Europa.

La Segunda Guerra estalló en 1939 y al igual que en conflicto anterior, se inició en Europa, llegando a convertirse en un conflicto internacional según se iban adhiriendo los diferentes estados en uno u otro bloque. Sin embargo, en esta ocasión, el conflicto fue de mayor envergadura pues incluyó a países de otros continentes e influyó indirectamente en los aspectos políticos, sociales y económicos de estos, generando ciertas disonancias que degenerarían décadas más tarde en sus propios conflictos internos.

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